lunes, 26 de abril de 2010

Ciudad sin filos ni ilusión




CIUDAD SIN FILOS NI ILUSIÓN

“Yo vivía en una ciudad infeliz,

dividida por un río tardo,

encaminada al ocaso”

J.A. Ramos Sucre

tus filos

desgastados por el roce de tantos

tantos

cuerpos sin amor


extraño tus latidos punzantes

no me gusta esta piel sin cicatriz

pulida por el rocío del tedio


ciudad-ánfora-sagrada

conserva las cenizas

de todos los corazones inmolados

en el fuego eterno de la esperanza


¿cómo te ofrezco el sacrificio de mi sangre

si todos tus bordes se han vueltos romos?

Tiempo suspenso de labios



TIEMPO SUSPENSO DE LABIOS


esta ciudad también habita al tiempo

nunca al revés


aunque dibuje el recorrido del metro

sobre mi carne

aunque azote a esas bestias de metal

sigues llegando tarde al amor


por eso te propongo

levantarnos

en íntima rebelión


reducir el tiempo a ese hilo brillante

que ahora une tu boca a la mía


deja la búsqueda insaciable

por calles infinitas

afuera sólo te espera la noche oscura

de un mundo con sed de inocentes

jamás satisfecha


ven amor


derrama la piel de tu noche

sobre esta ausencia que hemos sido


y que las marcas

que vas dejando en mi cuerpo

sean el mejor testimonio de tu paso por mi mundo

viernes, 23 de abril de 2010

Corazón en vuelo de halcón


CORAZÓN EN VUELO DE HALCÓN

“Miedo de ser dos

camino del espejo:

alguien en mí dormido

me come y me bebe”

Alejandra Pizarnik



me duele la palabra corazón



no el corazón rojo de fieltro

clavado con alfileres

no el corazón del bolero

yo tengo tentación de un beso

tampoco aquel viejo corazón de tres

que sostiene todo el peso de occidente



tan sólo la palabra

corazón



cuando deja tus labios

ágil esquiva mi cuerpo

se dirige a su presa con certera precisión



comerás con deleite la palabra

a la medianoche

al mediodía

al tiempo exacto en que yo ofrezco el mío

a los buitres de ciudad que esperan

sobre los anuncios

que ofrecen corazones con financiamiento

lunes, 22 de marzo de 2010

De la perla al deseo


DE LA PERLA AL DESEO

la joven del arete de perla

Vermeer

deja tu ropa

aún no es tu cuerpo mismo

azul anhelo de salvación

ocre de tu despertar tardío


cuando estés lista

y nunca antes


deja también la perla


sabrás al fin

que la única luz capaz

de alumbrar esta noche

es el deseo que se inmola en ella

lunes, 25 de enero de 2010

Hay un fuego para toda esperanza


HAY UN FUEGO PARA TODA ESPERANZA

“Bebo por la casa destruida,

por mi vida terrible,

por la soledad entre los dos

y por ti yo bebo”

Anna Ajmátova

I

Las ceremonias que honro


rasgué mi traje de ceremonias

esta noche no he sido invitada a la cena de los desencantos


se servirán esperanzas atrapadas en alto vuelo

y otros manjares de la decepción

que nunca he podido disfrutar a gusto


me falta un componente

esa pieza clave que permite el alivio ante el dolor ajeno

inmóvil

me precede mi negativa

no invento nombres para juegos macabros

sé que en medio de tanta opulencia

volverás a casa con hambre


como mi género es otro

y distintas son las ceremonias que honro


compartiré contigo las migajas de mi juventud


II


Adivinación del único juego posible


como único juego posible

adivinaremos

cuáles son los sacrificios

dónde arden los fuegos de aquellos

que en silencio pasan bajo nuestra ventana


tú y yo sabemos

que hay un fuego para toda memoria

y uno para toda esperanza



miércoles, 20 de enero de 2010

El horror es un animal sediento


EL HORROR ES UN ANIMAL SEDIENTO

Sordo. Habituado a la desesperación. El animal se cuela entre las rendijas de la indiferencia y jamás mira directamente a los ojos. Sus ceremonias son exactas, sin fallas ni salidas. Es igual para el soldado, que para el niño. Para uno está vestido de espejos convexos, alterados, que muestran grandeza donde sólo hay miedos y dudas abismales; para el otro no usa vestidos, se muestra desnudo y sin pudores.

Es la diferencia entre el que sabrá tarde que no había nada que ganar, y el que, desde el principio sabe que todo está perdido, estos son los rostros del horror. Como en Trang Bang, donde siempre correrá una niña, entre gritos sordos, atravesando el campo en el que se cultivan nuestras peores pesadillas, el lugar donde damos de beber al animal sediento.